ciudad

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viernes, 20 de julio de 2012

               Decidió voluntariamente vivir en el anonimato
               entre los susurros, dejándose guiar por la corriente
               y nadando en contra solo para causarse daño.
Cuando se dio cuenta, se había vuelto invisible,
de la luz de su sonrisa no quedaba sino el recuerdo
de su voz, un eco que poco a poco se perdía en el silencio.
                                Si tú no me ves, no existo---

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